04 enero, 2011

Análisis Tron: Legacy

Antes de nada, esperamos que este nuevo año 2011 haya entrado con todas las ganas y fuerzas del mundo en vuestras vidas y que todo vaya "in crescendo" (para bien por supuesto) para todos.


Como lo prometido es deuda, aquí os voy a contar mi opinión sobre esa película que tanto hemos estado dando mal en los últimos meses, y que con tantísimas ganas hemos esperado el día de su estreno. Tron: Legacy (T:L en adelante), como sabéis es la secuela de aquella original película de 1982 de Disney, en la que se nos sumergía en el mundo cibernético. TL repite y mejora la experiencia de la original.

Sinopsis oficial

Tron Legacy es una aventura de alta tecnología en 3D que tiene lugar en un mundo digital que no se parece a nada jamás visto en la pantalla. Sam Flynn (Garrett Hedlund), un experto en tecnología de 27 años e hijo de Kevin Flynn (Jeff Bridges), investiga la desaparición de su padre y se encuentra metido en el mismo mundo de programas violentos y juegos de lucha donde su padre a estado viviendo los últimos 25 años. Junto a la leal confidente de Kevin, Quorra (Olivia Wilde), padre e hijo se embarcan en una aventura a vida o muerte a través de un cyber universo visualmente increíble y más avanzado… además de mucho más peligroso.

Mi experiencia


Apenas era un crío de seis años cuando vi por primera vez la película original, y la verdad es que me marcó muy mucho todo lo que vi. Tanto, que mi pasión por el mundo de los ordenadores y lo virtual me ha seguido hasta hoy en día. A pesar de que mis pinitos en la informática y su creación no se han llevado bien, tengo un gran aprecio a este mundillo y me encuentro muy a gusto rodeado de gadgets de todo tipo, consolas y ordenadores.

Conforme pasaba mi edad, todos estos aparatejos iban evolucionando y perfeccionándose, reduciendo su tamaño, aportándonos nuevas funcionalidades y experiencias, y como no mi habilidad para manejarlos iba a la par que pasaban por mis manos gracias a todo aquello que he ido aprendiendo con los otros viejos aparatos. A T:L le sucede exactamente lo mismo: mantiene la esencia del original y mejora la calidad visual y espectacular en la cinta.


Ver esta nueva película en una enorme pantalla preparada para las 3D, no solo te pone en la situación de que vas a ver algo grande y nuevo (como cuando ves por primera vez "Avatar" de James Cameron), sino que además cuando estás viéndola, te vienen ciertos recuerdos de tiempo atrás (por lo menos en mi caso, recuerdos de la infancia), ya no solo por lo visual, sino también en lo argumental.

Para mí T:L es una especie de remake modernizado con unos espectaculares efectos digitales, una soberbia y puntera banda sonora, pero que sigue repitiendo en parte los problemas argumentales que tenía la primera parte. En cuanto al elenco de actores, la verdad es que, como en la primera también, no destacan por un papel de Oscar, pero su interpretación es mas que suficiente para la simplicidad argumental, que desvela todas las posibles sorpresas en la primera media hora de metraje.


Jeff Bridges repite en el papel de Kevin Flynn, enfrentándose a su doble joven digital en la cinta (hito en la historia del cine, por ser el primer actor en actuar consigo mismo con un personaje recreado 100% digitalmente), en un papel que a mi parecer a perdido la esencia del original, y que destaca más su alter ego virtual (Clu) que Flynn. El magnífico Michael Sheen explota y eleva su papel de nuevo, a pesar de una corta aparición de la película, y tanto Garrett Hedlund (Sam Flynn) como Olivia Wilde (Quorra) son usados como dos vectores argumentales para darle un poco más de juego a la historia, en dos papeles aceptables pero sin destacar (Quorra sería el equivalente de Lora de la Tron original, el punto femenino de la película).


Con todo esto no quiero decir que la película sea mala, ni mucho menos. Simplemente digo que la compensación entre espectacularidad visual y calidad argumental esta completamente desequilibrada a favor de lo que el ojo y el oído pueden apreciar. Por equilibrio visual, sonoro y argumental, destaca sobre todo lo demás el relato de la génesis de la rejilla (o como se construyó el micro universo de Tron), una secuencia de entorno a cinco minutos que pone realmente los pelos de punta, y que si tenemos ciertos conocimientos históricos, nos recordarán a varios momentos de la historia de la humanidad. Una auténtica maravilla.


El resto de la película, es un buen entretenimiento, en el que nos tenemos que dejar llevar por lo que vemos (con esas maravillosos gráficos de neones azules, naranjas y amarillos, y el empleo de las 3D, que mejora la tecnología vista en "Avatar") y oímos (gracias a la colaboración de Daft Punk) y que los apasionados como yo de Tron, podremos ver guiños (la moto original, "bit" del juego Tron 2.0), recordaremos secuencias/planos (la parte final y la secuencia de las motos son casi calcos) y pequeños detalles que engloban al ya extenso universo cibernético de Disney. Tan grande es este mundillo, que se está barajando una nueva película en el futuro, y planificando una serie animada basado en el mismo debido al éxito de esta secuela (cosa que no gozó la original en su estreno, pero que años y años de culto han acabado por imponerse).


En definitiva, puede que muchos de los que esperaban esta película se hayan llevado una pequeña decepción por lo poco que aporta argumentalmente al universo de Tron. Pero desde mi punto de vista, T:L hay que tomarla como una especie de remake, del cual debemos de degustar y deleitarnos con su espectacular puesta en escena y dejarnos llevar por las sinfonías que le acompañan, dejando de lado la búsqueda de un argumento sesudo y elavorado, pero recordando esa sensación que tuvimos al ver por primera vez la original y disfrutando de los 125 minutos de diversión y entretenimiento que se nos ofrece. Solo así podremos ver que Tron: Legacy es una buena película y un genial pasatiempo de tarde.


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